El aceite de palma, ese gran desconocido
La hembra de orangután trata
de alcanzar la copa de una higuera de 30 metros desesperadamente. Necesita
encontrar comida para su cría de apenas cinco meses. Llega hasta lo más alto
pero no encuentra ningún fruto. Su instinto, resultado de miles de años de
evolución, ya le había avisado de que no era la época más adecuada. Una mirada
a su alrededor nos revela el motivo del inútil esfuerzo realizado por la
exhausta madre; un mar de largas hileras de palmas aceiteras rodea la solitaria
higuera.
El aceite de palma es el más
utilizado del mundo debido a su textura y a su bajo coste de producción. Está
presente en muchos productos que consumimos a diario pese a que no es una
alternativa idónea desde el punto de vista nutricional, y a que su producción
causa un enorme daño a nuestro planeta.
Se obtiene a partir de los
frutos de la palma africana (Elaeis guineensis) y se utiliza para
fabricar multitud de productos: alimentos precocinados, galletas, margarinas,
salsas, patatas fritas, jabones, cremas, detergentes…….)
El 85% de su producción
proviene de Indonesia y Malasia, lugares donde los bosques tropicales han sido
sometidos a una deforestación intensiva para obtener terrenos para el
monocultivo de la palma africana. Como consecuencia de ello las poblaciones
vegetales y animales de estas selvas han sufrido un enorme retroceso, sumamente
grave en el caso de especies en peligro de extinción (orangutanes, elefantes,
tigres de Sumatra…..). Además, aunque el país productor aumenta sus ingresos
por la exportación del aceite, las comunidades autóctonas ven desaparecer su
modo de vida tradicional a cambio de un puesto en una gran plantación.
La
selva de la isla de Borneo (en verde)
antes y después del aceite de palma.
Para tratar de hacer frente a
esta situación se ha creado una iniciativa internacional voluntaria, la Mesa
Redonda para el aceite de palma sostenible (RSPO por sus siglas en inglés) que
agrupa a todos los sectores involucrados en esta industria: productores,
distribuidores, fabricantes y ONGs.
Los fabricantes deberían
vetar el aceite de palma producido de manera no sostenible y garantizar al
consumidor el respeto a unos mínimos medioambientales y sociales.
Nosotros, como consumidores,
deberíamos mirar más el etiquetado de los productos que adquirimos y tratar de
identificar cuáles contienen aceite de palma obtenido de manera sostenible.
Muchas veces esto es muy complicado porque la denominación “grasas vegetales”
que aparece en muchas etiquetas esconde aceites de origen desconocido. Cada vez
más las administraciones y gobiernos reciben mayores presiones para que los
etiquetados sean más concretos en cuanto a la composición y origen de los
ingredientes utilizados.
Más información sobre el
aceite de palma:
Más información sobre los
orangutanes: